Coinciden
muchas opiniones en que, una de las causas del rechazo mayoritario de
la juventud de los 70 al Régimen de Franco, fue la insistencia con
que “los grises” formaban filas y esparcían la violencia contra
la libertad en las universidades.
Ayer,
como entonces, las jóvenes de este país nos enfrentamos en Madrid a
una de las cargas más violentas, bestiales y salvajes que la ciudad
recuerda. La política de miedo del Régimen de la deuda, el
bipartidismo y la austeridad, bien engrasada por el gobierno del PP,
se ha convertido en un boomerang cuyo viaje de vuelta aún no han
calculado bien.
Las tasas universitarias suben a precios desorbitados, el desempleo crece hasta cifras bochornosas y una generación entera se ve abocada a escoger entre la emigración y la asfixia económica, mientras los beneficios de grandes corporaciones siguen creciendo y los presupuestos que antes se destinaban a servicios públicos van a parar al rescate de bancos, constructoras y empresas cuyos dueños y directivos siguen obteniendo beneficios millonarios.
El Gobierno ha dado un paso más en la gestión de la crisis:
hasta ahora proponía medidas que ahogaban económicamente a la
población, desde ayer condenan a quien disiente, y lo manifiesta en
la calle, a sufrir verdaderas carnicerías orquestadas por personajes
del “talante democrático” de la sádica Cifuentes. Aplican
recortes pidiendo sacrificios que a ellos jamás les afectan y,
cuando la explicación ya no se la cree nadie y la ciudadanía lo
manifiesta, abren cabezas a golpe de porra.
Lo
que ayer era indignación es hoy, para toda la generación golpeada
en las calles, rabia y voluntad de cambio. Cada vez son menos quienes
apoyan las medidas de austeridad del gobierno y éste, políticamente
arrinconado, recurre a la violencia salvaje contra la ciudadanía
para “convencernos”.
A
pesar de los golpes, de las cabezas abiertas, el salvajismo y las
provocaciones, esta juventud tiene tan poco que perder que ha perdido
el miedo y, en el viaje de vuelta del boomerang, va a devolver cada
golpe. Lo vamos a hacer desarmadas hasta los dientes con dignidad, libertad y democracia.
Porque
la Democracia pertenece al Pueblo y no al gobierno del Régimen que ha teñido las calles de un azul que apestaba al gris del
pasado.
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