12 de octubre de 2012

En la Universidad: No debemos, No pagamos


Nos enfrentamos a un contexto en que la austeridad dirigida y orquestada desde las élites europeas, “sugerida” por la Troika y aplicada por los gobiernos (tanto los tecnocráticos como los supuestamente representativos), se impone a nuestro alrededor intentando apropiarse de cada parte de nuestras vidas. En esta crisis que nos han vendido y que no es sino una gran estafa, se hace necesario identificar las herramientas de las élites para la explotación continua de los pueblos y el desmantelamiento del bienestar social y lo servicios comunes, entre ellos la universidad.

Para justificar las medidas destinadas a aumentar los beneficios de una minoría, el Régimen dispone de infinitas maneras de privatizar lo público mientras dice que hace justo lo contrario.

La deuda ha sido una herramienta terriblemente útil para la destrucción y el desmantelamiento de la educación pública, desde los niveles más primarios (actuando como justificación para el aumento de horas lectivas, la subida del número de alumnas por aula o lafamosa medida de los tuppers del gobierno regional del PP) hasta la Universidad, donde nos encontramos con una deuda doble: la de las instituciones y la del estudiantado.

Pancarta vista en Granada, publicada en Diagonal
Las estudiantes arruinadas (el curso más barato en la Universidad Complutense cuesta 1280 euros y un master público en la Universidad de Alcalá de Henares puede costar fácilmente 6000 euros), hipotecadas debido al cambio de beca a préstamos que introdujo el Plan Bolonia (destinados a hipotecar al estudiantado, endeudándolo y generando beneficio empresarial a medio plazo), se ven abocadas a aulas sin espacio (en Arquitectura de la Universidad Politécnica, hay colas media hora antes para poder conseguir sitio) en facultades sin suministro de gas ni calefacción (como Veterinaria de la UCM), dando menos horas de las estipuladas (al grado de Filosofía de la UCM le ha desaparecido un día lectivo a la semana) o descubriendo que han despedido al único profesor que impartía una asignatura en donde ya están matriculadas (caso común en varias carreras de la Universidad Rey Juan Carlos).
 
En esta línea, por clarificar y proporcionar ejemplos concretos, la UCM tiene una deuda de alrededor de 170 millones de euros y una enorme presión para cumplimentar los objetivos de déficit marcados como línea roja por los de arriba, que ven su dinero en juego y harán todo lo posible para agudizar los recortes. Lo que el movimiento anti-Bolonia supo ver hace años está ya en marcha: en los próximos meses cabe esperar la práctica destrucción del tejido universitario, donde se empieza a atisbar fusión de facultades, despidos masivos de PAS y PDI y precarización del personal investigador.


Pero sin duda, uno de los colectivos más afectados es el estudiantado, por formar la mayor comunidad en el mundo académico y por configurar un sector que, con los nuevos Grados universitarios, se expone a lógicas atravesadas por la deuda. Nuestra situación se precariza y nuestras únicas ayudas, las becas universitarias, se encaminan a la transformación en prestamos bancarios, sobre todo del Banco Santander. Tal y como proponían, casualidades de la vida, los expertos de “Bolonia” y los empresarios de la educación integrados en la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación, la ANECA.

Porque la deuda es un poderoso mecanismo de explotación de los pueblos que tiene en cabeza la destrucción de la educación pública; porque nos pasamos cuatro años estudiando y cuarenta pagando; porque no nos creemos que no haya otra manera y porque nos negamos a que los verdaderos culpables acaben, otra vez más, siendo los beneficiarios


Por todo esto, llamamos al estudiantado a unirse a la movilización social, participando activamente en la manifestación del próximo 13 de Octubre.


Porque en la Universidad: #NodebemosNopagamos