24 de enero de 2013

Nos echan del trabajo, nos echan del país

Lo venimos denunciando desde hace mucho tiempo: este no es país para jóvenes, su crisis y sus políticas nos están echando.

La EPA publicada hoy confirma un 55% de paro juvenil, en el otro lado de la balanza, un 45% de jóvenes que en su mayoría acumulan contratos basura, en un mercado laboral cada día más cerrado y con una legislación que favorece la temporalidad y el despido libre. Al tiempo, las jóvenes asistimos a la completa desmantelación de los servicios públicos. Las condiciones -no sólo laborales- de las jóvenes son cada día más precarias y la única salida para muchas está en hacer las maletas y salir del país.

Este exilio laboral, que algún atrevido ignorante ha osado calificar como "ventajoso" para las jóvenes -que regresarán más formadas y experimentadas-, caricaturizado en anuncios de televisión o achadado a nuestro espíritu aventurero supone un auténtico drama para quien que lo emprende, porque está rodeado de falsos mitos y mentiras sobre lo que de verdad supone.

Fuera de nuestras fronteras no se encuentra el paraíso laboral. La precariedad es un mal endémico en toda Europa, y se sufre igual en inglés, alemán o francés que en español. Muchas de las jóvenes que emigran pasarán un largo periodo encadenando trabajos temporales, poco relacionados con su cualificación, carentes de derechos y con salarios ínfimos. Del mismo modo, no es cierto que las jóvenes volverán pasado un tiempo, mejor formadas, con más ilusión. Ya sabemos que su crisis es en realidad una estafa y, como tal, no acabará regresando dentro de un tiempo a los felices tiempos del ladrillo.
Su austeridad, sus políticas y su crisis nos obligan a irnos, cada día de una forma más evidente. Son las que vuelven inaccesible la educación para miles de jóvenes y convierten el transporte público en un lujo. Son las mismas políticas que asesinan a quien no puede pagar la hipoteca mientras enriquecen a quienes nos han llevado a esta situación, las mismas que ponen la Democracia al servicio de los mercados

Frente a ellos, la juventud que se ve obligada a elegir entre el paro, la precariedad o coger el avión, no se resigna
Nos quieren lejos, nos tendrán otra vez en las calles.Y seremos muchas, porque tenemos con nosotras a todas las que se han ido, a todas las que han echado. 

Ni paro, ni exilio, ni precariedad. Que se recorten, se precaricen y se vayan ellos.