24 de abril de 2012

Su estrategia ha llegado, nuestra respuesta no se hará esperar

En los últimos tiempos estamos siendo víctimas de una batería de ataques que tiene como objetivo desmantelar todo derecho social. El gobierno del PP$O€, siguiendo las directrices de la Troika, pretende hacernos creer que los servicios públicos y las libertades civiles son regalos que nos hace el Estado, cuando en realidad se trata de victorias alcanzadas tras décadas de luchas sociales contra los distintos regímenes.

El último y brutal ataque realizado contra la Educación pública (subida del 66% en tasas universitarias, recorte del 12% del presupuesto de becas, aumento de la carga docente del profesorado y personal investigador, y posible eliminación de grados universitarios en función de su demanda) intenta sostenerse bajo el falaz argumento de que las universitarias son unas “vagas” que no hacen sino gastar inconscientemente un dinero que podría ser empleado más productivamente por el Estado (rescatando bancos, por ejemplo).

Desde Juventud Sin Futuro manifestamos una repulsa total a esta nueva agresión que no hace sino eliminar cualquier posibilidad de acceso igualitario y universal a la educación superior. Estas no son simples medidas presupuestarias como nos hacen creer sino que responden a la imposición de un nuevo modelo que acaba con la Universidad pública tal y como la conocíamos y nos lleva a una situación cada vez más precaria, en la que muchísimas estudiantes tendrán que dejar la carrera, verse constreñidas a aceptar contratos basura, o endeudarse para poder pagarla (un claro ejemplo es Estados Unidos, donde la deuda estudiantil ascendía a principios de año a 780.000 millones de euros, y una de cada cinco estudiantes asume que no podrá pagarla).

Las estudiantes extracomunitarias con cuyas universidades de origen no haya convenio deberán, además, pagar la matrícula íntegra (frente al 15% que todas las universitarias debían asumir hasta ahora), en una medida claramente xenófoba que aleja de la Universidad especialmente a las personas migrantes y que pone más barreras si cabe a su acceso a la educación superior. 

Entramos así en una espiral de contradicciones, pues quien trabaje para asumir los costes de la matrícula dispondrá de menos tiempo de estudio, lo que le hará suspender y pagar precios aún más elevados. Esta paradoja desmonta la totalidad de las declaraciones del Ministro de Educación, José Ignacio Wert, quien ha presentado las medidas como eficientes fórmulas de la efectividad en los estudios.

La juventud precaria, encadenada al paro y a trabajos temporales, ve así eliminada cualquier posibilidad de acceso a la educación superior. El proceso que comenzó a principios de siglo con el Plan Bolonia y que tuvo continuidad con la Estrategia Universidad 2015 nos expulsa de los espacios que deberían ser nuestros.


No nos engañemos: la eliminación de los medios materiales conlleva de por sí la eliminación del derecho. No se trata de “penalizar a las malas estudiantes”: no es mala estudiante quien tiene que compaginar la asistencia obligatoria a clases con dos trabajos distintos; no están “racionalizando eficientemente” el “gasto” en educación: están destruyendo nuestro presente e imposibilitándonos un futuro digno.

Estas agresiones a la Universidad se enmarcan dentro de un plan más amplio de ataque a los servicios públicos, que pretende aprovechar la denominada crisis económica para modificar gran parte de las estructuras sociales de bienestar que conocemos, vendiéndonos una imagen de nosotras mismas muy lejana de la realidad. Las reformas del Código Penal anunciadas por el Gobierno lo dejan claro: para el R€gimen no somos precarias y hastiadas, sino vagas y violentas. Nos quieren incultas y sumisas, nos tendrán rebeldes y formadas.


Si nos lo quitan todo, nos veremos en las calles.
Contra el tasazo y la pérdida de derechos, la lucha es el único camino.
(Infórmate de las convocatorias en tu facultad, participa en las asambleas)