14 de enero de 2012

Hacia una marea multicolor

Un nuevo artículo de Madrilonia.org reflexionando de cara a una más que necesaria huelga general. Es necesario abrir nuevas formas de sindicalismo social que sirvan como herramientas para las nuevas formas de trabajo, para las precarias, para las paradas. En definitiva, para todas las que día a día sufrimos los ataques del 1% que ha provocado esta crisis en nuestra vida cotidiana. Para las de abajo. Un sindicalismo basado en la horizontalidad, la solidaridad y las nuevas formas de lucha, que sepa confluir y tejer alianzas con los distintos sujetos sociales, aprender de lo andado y abrir nuevos caminos. Hacia una marea multicolor...



Publicado en Madrilonia.

Ya conocemos las primeras medidas del gobierno Rajoy y en poco tiempo vendrán más recetas que irán agravando la crisis. Medidas que avanzan en la construcción de la España-Empresa y la Ciudadanía-Deuda. Parece que no hay alternativa, ajustes o quiebra. Los mercados mandan y la troika aplaude el suicidio económico de Europa.

Al sur de los Pirineos una nueva reforma laboral será el salvavidas o la enésima bomba de humo. Los focos están sobre los representantes de los sindicatos más importantes del país que se ponen a cubierto al estilo Rajoy: en un búnker fumando puros mientras reflexionan viendo la película sobre Margaret Thatcher recientemente estrenada. Las declaraciones de Toxo y Méndez no parecen indicar disposición ninguna a luchar por los derechos de los trabajadores y trabajadoras a los que supuestamente representan. De momento, la táctica es medir al nuevo gobierno para intentar evitar un ataque a la estructura económica de las grandes organizaciones sindicales. El Sindicato-Empresa es, claro, un sindicato en deuda. Más que un escenario de posible respuesta ante la pérdida de derechos laborales, nos encontramos ante un baile de cintura que nos condena a más precariedad. De lo que se trata, pues, es de mantener la legitimidad, pero el inmovilismo no asegura los objetivos.

No en vano, hablamos de los dos sindicatos que convocaron solamente una huelga general en medio de los mayores rescates a la banca que se recuerdan en esta parte de la vía láctea. El 29S fue una necesidad de supervivencia, un aquí estamos por parte de UGT y CCOO contra una reforma laboral que ya había sido aprobada con el noble fin de crear empleo. Después vino el apoyo al pensionazo como mal menor, apelando a la responsabilidad y al argumento de que sin ellos hubiera sido peor.

Con la llegada del PP al gobierno, Rajoy ha apostado por bajar el tono antisindical de la derecha mediática y, con legitimidad renovada ante el descalabro socialista, darles el oxígeno justo para que mantengan constantes vitales pero sin capacidad de iniciativa. Los representantes de UGT y CCOO han optado por otorgar a a Rajoy la potestad para hacer lo que tenga que hacer y como dijo Méndez “ojalá acierte”. Si hay que elegir entre destrucción de empleo y precariedad, está claro que la segunda opción es la menos mala y algún día vendrán tiempos mejores. Esta lógica aplastante acaba con la iniciativa social que tanto preconizan.

El sindicalismo de concertación parece haber asumido centrarse en defender sus sectores clave, pero el ataque a los convenios y los descuelgues por empresa irán minando las bases de CCOO y UGT. Lo que está claro es que a ninguno de los dos sindicatos les importan demasiado los trabajadores intermitentes del sector servicios y tampoco parecen preocuparles para nada quienes han perdido su empleo y se están dedicando a resistir con lo poco que les queda. El problema es que ese poco son los servicios públicos, el nuevo nicho de negocio después del agotamiento del ciclo inmobiliario. El empeoramiento de las condiciones de trabajo en el sector público no es únicamente un problema laboral, el deterioro de la sanidad o la educación afectan a toda la sociedad.

Afortunadamente, hace meses que la Marea Verde viene abriendo nuevos caminos. Los profesionales de la enseñanza pública han desbordado a los grandes sindicatos al menos de tres formas novedosas:

1.- En la organización: Exigiendo un nivel de participación y horizontalidad mucho mayor a sus estructuras, favoreciendo la descentralización y las alianzas territoriales con redes de todo tipo y consiguiendo un nivel de conflictividad inédito en movilizaciones de un sólo sector laboral.

2.- En la concepción del problema: Implicando en el conflicto a las comunidades educativas y, por decirlo de alguna manera, poniendo en el centro la apertura del conflicto a toda la sociedad. El drama de los recortes se ha convertido en ilusión renovada por la educación de todos y para todos.

3.-En la creatividad: La capacidad para poner en marcha dispositivos comunicativos de nuevo tipo, símbolos potentes y mensajes inclusivos ha dejado caducos los discursos y rituales sindicales. La Marea Verde es un experimento de tipo socio-sindical.

Los tradicionales agoreros (¡Sabemos que estáis por ahí!) dicen que todas esas innovaciones no han servido de nada. En Madrilonia pensamos que hay mucho que aprender de la experiencia de la Marea Verde. Las plataformas contra los recortes en la sanidad catalana son otro de los ejemplos a seguir y comparten numerosos puntos comunes con las movilizaciones por la educación madrileña. No es ilógico pensar que empiecen a confluir la mareas blancas por la sanidad con las verdes por la educación u otras que se vayan sumando.

Confirmado, las cúpulas de UGT y CCOO no van a hacer gran cosa, más bien parece que lo único que pretenden hoy es mantenerse como están. Pero hay mareas que pueden desbordarles. Si nos preguntan qué tipo de huelga general podemos llegarnos a imaginar, sin duda respondemos que sería como una gran marea multicolor ¿y tú cómo te la imaginas?.